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8 de septiembre de 2011

Desarrollo e integración en el debate nacional

Desarrollo en el debate nacional
Por: Alicia Tejada Soruco
Las cifras de exportación y los Km de cemento se mostraron insuficientes: Los pueblos indígenas del TIPNIS, se encargaron de poner sobre la mesa todas las cartas, entre otras  la que interpela la noción “social” del desarrollo.  Entre sus demandas se encuentra la petición de una universidad indígena y del seguro de salud indígena limitando,  de principio,  la posibilidad de que las inversiones estatales en salud y educación, se negocien como compensaciones por los probables impactos negativos de una carretera pero al mismo tiempo buscando integración a las políticas “fuera del bosque”.
El visión agrarista, individualizadora y capitalista que introdujo el proceso de campesinización de los 50, fue interpelada  en los 90 con la emergencia política del movimiento indígena de Tierras Bajas que planteó Desarrollo con Identidad. En 20 años la CIDOB logró introducir derechos indígenas en casi medio centenar de leyes que reconocían que la tierra no era solo un recurso a ser explotado,  sino que contenía comunidades ecológicas y humanas inter dependientes. En estas visiones opuestas sobre el valor de la tierra radica también el conflicto con la política agraria del país que insiste en el “trabajo” y en la “explotación del recurso”, como un atributo que otorga mayor y mejor derecho.
Otra de las cartas que se echaron en la mesa de definiciones políticas- TIPNIS- ha sido la  ambiental que reclama poner en valor (y no en precio) las múltiples formas de vida y de relaciones que se re producen en los bosques de Bolivia. Esta propuesta no ha pasado la prueba frente a la visión que los asume únicamente como recursos con extraordinario valor en el mercado, base de la integración económica.
Pendiente aún la legislación sobre medio ambiente, bosques, biodiversidad, minería e hidrocarburos y sin embargo el gobierno ya definió la conversión de concesiones mineras, forestales y otras mediante DS;  ratificó la visión economicista en la Ley de revolución Productiva Comunitaria Agropecuaria y la ampliación de la frontera agrícola y aprobó proyectos de “desarrollo”, como la carretera IIRSA-TIPNIS, que son objeto de serias consideraciones sobre su sustentabilidad ambiental y social e incluso económica. Se anuncia entonces un debate intenso en este periodo.
Hasta antes del TIPNIS se asumía la protección de la madre tierra, no como un principio romántico sino como la constatación del agotamiento de un modelo de desarrollo con altísimos costos ambientales y sociales, y la voluntad política de avanzar en un proceso que revierta tal situación. Ahora gran parte de los bolivianos tiene la seguridad de que tanto los tres niveles de gobierno, como los empresarios, la banca, los cocaleros, y colonizadores no garantizarían un sistema legal orientado en esa dirección, constatación que ha generado un creciente debate nacional.