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22 de noviembre de 2011

El Neoatraso brasileño-Francisco Olivera, por Hernán Diaz

El neoatraso brasileño
Francisco de Oliveira
Editorial Siglo XXI

(Buenos Aires)Hernán Díaz

El neoatraso brasileño se ocupa de “los procesos de modernización conservadora, de Getúlio Vargas a Lula”.
El sociólogo brasileño Francisco de Oliveira, plantea dos hipótesis fuertes: por un lado, fueron las actividades rurales de subsistencia, el trabajo informal y la precarización de los salarios los que subsidiaron el crecimiento de la industria y de los servicios.
Así, los jóvenes que venden ristras de ajo y franelas en los cruces de los semáforos no son una prueba del atraso del país sino una forma atroz de modernización. La segunda hipótesis, de contenido sin duda polémico, se refiere a la emergencia de una nueva clase social, compuesta por técnicos, economistas y banqueros (núcleo duro del Partido de los Trabajadors). Ambos determinan la identidad paradójica que adquiere el capitalismo en esta parte del mundo: aquí, el capital se financia con el dinero de los trabajadores, en tanto que el progreso sucede siempre en otro lugar (allí donde se produce la ciencia y la tecnología de avanzada).
“…El desencuentro es la regla. Una clase social decisiva pierde relevancia, entra en escena una nueva, de composición “chocante”; el desarrollo de las fuerzas productivas deja en la ruina a una parte de la humanidad, en lugar de salvarla; el subdesarrollo deja de existir, no así sus calamidades; el trabajo informal, que había sido un recurso heterodoxo y provisorio de la acumulación, se transforma en un indicador de la desagregación social, y así sucesivamente…”.

“…Hay que retroceder un poco en la historia brasileña para reconsiderar un elemento estructural del modo de producción, la esclavitud. Es posible reconocer que la esclavitud constituía un obstáculo para la industrializaión en la medida en que el costo de reproducción del esclavo era un costo interno de producción. El desarrollo industrial tenderá, desde entonces, a “expulsasr” el costo de reproducción del esclavo de los costos de producción. Dicho de otro modo: al contrario del modelo clásico, que necesitaba absorber su “periferia” de relaciones de producción, en el esquema de un país como Brasil resultaba fundamental la creación de una periferia propia. El tipo de inserción de la economía local en el conjunto de la división internacional del trabajo del mundo capitalista resulta decisivo; en este sentido, merecen destacarse intrpretaciones como las de Celso Furtado, que subrayaron el alcance de este aspecto. El extenso período que transcurre entre esa expulsión y esa creación, desde la abolición de la esclavitud hasta los años treinta, se debe a que esa inserción favorecía el mantenimiento de los patrones “esclavistas”en las relaciones de producción. Sólo una crisis de las fuerzas productivas obligará a adoptar un cambio de patrón.
Las instituciones del período posterior a 1930, entre las cuales se destaca la legislación del trabajo, apuntan principalmente a expulsar el costo de reproducción de la fuerza de trabajo desde dentro de las empresas industriales hacia afuera (hay que tener en cuenta el esquema de la industrialización anterior, en el que las empresas tenían sus propias zonas residenciales para trabajadores: es el caso de ciudades como Paulista, en Pernambuco, que depende por completo de la fábrica de tejidos). El salario mínimo será la máxima obligación de la empresa, que podrá así dedicar todo su pontencial de acumulación a las tareas relativas al crecimiento de la producción propiamente dicha. Por otro lado, la industrialización tardía se produce en un momento en el que la acumulación es potenciada porque se dispone, a nivel mundial, de una inmensa reserva de “trabajo muerto” que, bajo la forma de tecnología, es transferida a los países que recién inician el proceso de industrialización. El proceso de reproducción del capital se saltea así varias etapas, principalmente por no haber tenido que esperar a que el precio de la fuerza de trabajo se volviera lo suficientemente alto como para inducir las transformaciones tecnológicas que economizan trabajo…”.

De rigurosa actualidad política, los textos de este libro ofrecen un nuevo diagnóstico de época, agudo y demoledor: asistimos a un proceso de modernización conservadora que profundiza las brechas del neoatraso.


Francisco de Oliveira (Recife, 1933) estuvo entre los fundadores del Partido de los Trabajadores y es uno de los sociólogos más importantes de Brasil. Profesor titular de Sociología en la Universidad de San Pablo, donde dirige el Centro de Estudios de los Derechos de la Ciudadanía. Se desempeña como profesor de Sociología. Es autor de una vasta obra: Entre sus principales libros cabe destacar Os direitos do antivalor, Elegía pra una re(li)giao y A navegacao venturosa; ensaios sobre Celso Furtado. En 2006 recibió el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad Federal de Río de Janeiro.

(c) Hernán Díaz

Bolivia demanda nuevas leyes: Desde al año 2000 diversos acontecimientos han generado un gradual vaciamiento de la institucionalidad sin haberse construido la de reemplazo, lo que conduce a sucesivas crisis que debemos empeñarnos en resolver en democracia

Bolivia demanda nuevas leyes
Por: Alicia Tejada Soruco
Si la Constitución Política del Estado señala el rumbo hacia el nuevo Estado de Derecho  Plurinacional, comunitario, democrático, con autonomías, las leyes constituirían los caminos por los cuales transitar hacia ese fin, mientras ello no ocurra “todos los caminos llevarán a Roma”, axioma que, por cierto, tiene que ver con los medios, que en democracia son tan importantes como el fin mismo.
La CPE define límites legales pero no los mecanismos para la aplicación de dichos límites especialmente los referidos al ejercicio de las potestades del gobierno en sus tres niveles; los jurisdiccionales, los de justicia, por eso es que hay vaguedad y hasta contradicciones en la resolución de muchos de los asuntos de Estado, que aún se ajustan a anterior legislación, que deben respetar la CPE y los Convenios y Tratados Internacionales pero que también podrían determinarse sin legislación en la cual basarse, ejemplo, el derecho a la consulta.
En otras palabras, empezando por el preámbulo de la nueva CPE y abarcando Tratados y Convenios Internacionales, son vinculantes, es decir, conllevan responsabilidad y restricciones para el ámbito material, civil, laboral y para las autonomías. Entonces ¿por qué debe preocuparnos el proceso de implementación legislativa de la CPE? Han preguntado algunos,  también hay quienes se darán a la tarea deliberada de truncarlo, basados en su desacuerdo con la nueva CPE.
La mayoría considera innecesaria la formulación de otras leyes y no voy a disentir con ello, puesto que los buenos ciudadanos, así como los buenos padres no requieren conocer el Código de Familia para educar con amor a sus hijos, no necesitan leyes para serlo. Pero saliendo del ámbito de la ética las sociedades necesitan regulaciones claras en la construcción de Estados con garantías de derecho para todos.
Veamos algunos ejemplos de por qué la participación propositiva e informada en este proceso es importante: Existe en la CPE el mandato de cooperación y de coordinación entre justicia ordinaria, indígena originaria campesina y agro ambiental, pero la ley de deslinde jurisdiccional es tan vaga en estos aspectos que dejará gran parte de la coordinación a la voluntad de los administradores de justicia, idéntica situación con respecto a las ocho leyes referidas a Tierras, Áreas Protegidas, Bio Diversidad, Bosques, Hidrocarburos, Minería, Aguas, Medio Ambiente, con respecto a los tres niveles de autonomías y a la potestad del Estado Central. En otras palabras las leyes determinan los límites también para los funcionarios públicos que las aplican sean de este gobierno o de cualquier otro; son una cuestión de Estado y no solo de política.
Desde al año 2000  diversos acontecimientos han generado un gradual vaciamiento de la institucionalidad sin haberse construido la de reemplazo, lo que conduce a sucesivas crisis que debemos empeñarnos en resolver en democracia alejándonos de los arrebatos y urgencias relacionados a acortamientos de mandatos  y de los mandatos autoritarios que únicamente generarán otra década de nuevos vacíos normativos e institucionales a la que difícilmente sobreviviremos como país, maxime si se tiene en cuenta que la crisis económica mundial, también dará sus coletazos en América Latina.