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30 de noviembre de 2011



RESPONSABILIDAD CIUDADANA Y BIEN COMUN

Ovidio Roca

El bien común abarca el conjunto de aquellas condiciones de la vida social, con las cuales los hombres, las familias y las asociaciones pueden lograr con mayor plenitud y facilidad su propia perfección. WIKIPEDIA

En Santa Cruz de la Sierra, carecemos de un gobierno municipal idóneo y de la necesaria cultura ciudadana que impulse y controle que la política y gestión del gobierno edil sea la correcta. Lo que sí tenemos, es una agencia de empresas constructoras y esto desde un particular punto de vista es correcto, pues es obligación de las empresas trabajar y ampliar su mercado.

El problema es para nosotros los ciudadanos cruceños, pues la ausencia de un Gobierno Municipal (con visión integral y capacidad de gestión para proyectar y crear un ambiente urbano ordenado, armonioso, con adecuada infraestructura y servicios) afecta nuestros intereses.
Así como el municipio no vela por la ciudad y sus habitantes, muchos de nosotros no demostramos cariño por ella y su entorno. Parece la nuestra, una ciudad conquistada por los bárbaros que la odian y se sienten ajenos a ella y por eso les interesa poco su cuidado y embellecimiento; tiran por todos lados las basuras, avasallan las vías, se asientan donde les place y construyen sus precarias viviendas. Y luego el municipio le pavimenta sus calles con lo que valorizan y afirman su ilegal derecho propietario.
Si miramos los espacios públicos y especialmente los mercados que han ocupado gran parte de la ciudad, vemos como el caos, el desorden, la suciedad, el ruido se apodera cada día más de los comportamientos urbanos, el desorden se nos hace normal, se distorsionan las normas y como vivimos dentro del caos nuestra vida se vuelve caótica.
Esta claro que esto responde a esa lamentable ausencia de autoridad municipal y responsabilidad ciudadana; dejamos todo en manos de las autoridades y éstas como han perdido el control sobre la ciudad y no tienen interés en malquistarse con los gremios (que son votos organizados), se dedican a sus propios negocios.
Al contrario de los gremios que defienden agresivamente sus intereses puntuales y sin respetar el derecho de los demás; la ciudadanía en su conjunto no esta organizada en la defensa de los intereses comunes. Defensa que debe realizarse en el marco de un estado de derecho, donde se exige y al mismo tiempo se cumple con las obligaciones, que es lo que permite la vida en sociedad. Por ahora las únicas entidades que promuevan los intereses comunes de la ciudadanía son el Comité Cívico y la Iglesia. 

Un caso entre muchos que muestra la
indiferencia del habitante urbano por el uso eficiente de los recursos públicos,
es el perpetrado con el “Túnel del Aeropuerto el Trompillo”, que ha sido
recibido por todos con alegría y orgullo; mientras que en cualquier ciudad
civilizada, habría causado repulsa y juicios penales por la  ausencia de profesionalismo en la decisión técnica
y el flagrante dispendio de recursos públicos.  

Buscando antecedentes sobre este asunto, descubrí que años atrás una voz solitaria se había alzado en contra de este proyecto (no contra la necesaria y urgente vinculación de los anillos de la ciudad)  con razones técnicas y velando por la correcta utilización de los recursos ediles; se trata de un profesional que conoce el tema, el Arquitecto Fernando Prado Salmón.

Escribe Fernando, cuando aún no se había cometido el tunelicidio: “En el afán de resolver con plata y pocos estudios los problemas, a alguien se le ocurre que para completar el cuarto anillo al sur, interrumpido por el Aeropuerto El Trompillo, se podía hacer un túnel y pasar por debajo de la pista, mostrando, para convencer, un simpático video en 3D con autitos en movimiento. El Concejo se entusiasma, “con eso pasaremos a la historia” exclama uno de ellos, y sin más, se toma la decisión. Los personajes no sabían que había ya un trabajo de consultoría que, conocida la longitud de la pista, proponía simplemente pasar por encima del 4 cuarto anillo, pues quedaban 1.980 metros  longitud en la cual los aviones que hoy usan la pista podían seguir usándola. En casos de extrema emergencia se cerraba momentáneamente el anillo y listo”.

Aunque había una solución correcta y barata, se impone el negocio de nueve millones de dólares y esto no se queda allí, pues este despilfarro innecesario va a eliminar o postergar de la agenda municipal (además de urgentes necesidades en educación, salud, limpieza urbana, que no tienen presupuesto), el programa de trasladar el aeropuerto como se pretendía para evitar riesgos de accidentes de aviación para los vecinos que viven en los alrededores o detrás de la pista de aterrizaje; mejorar el ordenamiento de la ciudad, facilitar la vinculación y el transporte y también poder utilizar ese espacio que se convertiría en el Centro Cívico Administrativo y Parque Urbano de nuestra ciudad. 

Para que hacerlo barato, si podemos hacerlo caro. Refranero Originario.
A los políticos y los pañales hay que cambiarlos periódicamente; y por las mismas razones. Refranero.

San Aurelio: O se entran los loteadores o el gobierno Municipal asume responsabilidad y genera acercamiento con los propietarios legales de sus predios

Bosques urbanos para Santa Cruz
Por: Alicia Tejada Soruco
Las mega ciudades han tenido que complementar  la función económica social de la tierra urbana con la función ambiental. El Plan Ambiental de Méjico DF, por ejemplo, contempla la Dirección  de Bosques Urbanos, encargada de “abrir horizontes de sustentabilidad de la ciudad”.
Si bien los Parques urbanos, cumplen una función de recreación, brindan sombra y condiciones más amigables de habitabilidad en algunos barrios de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, los Grandes Bosque Urbanos superan esta noción para constituirse en los reguladores ambientales de las ciudades; implica que son responsables por la generación de micro climas, sombras importantes,  y capacidades de amortiguación de efectos negativos y contaminantes en el aire.
De manera que cuando, meses atrás, propusimos aprovechar los predios del Ingenio Azucarero San Aurelio para constituir el Parque Urbano Santa Cruz siglo XXI, nos habíamos referido a la oportunidad que nos brinda ese espacio para constituir un bosque urbano con la función de prestar servicios ambientales a la ciudad, responsabilidad que corresponde asumir a la Dirección de Parque y Jardines del Municipio de Santa Cruz.
Las ciudades cemento pasaron a la historia y con muy mala fama pero aun asumiendo que este es el tipo de ciudad en el que ha derivado el explosivo crecimiento urbano en Santa Cruz, admitamos que no habíamos pensado en sus áreas de amortiguamiento ambiental, que contrarresten la agresividad del parque automotor, industrial y de sus edificaciones. 
Paradójicamente uno de los bloques industriales de contaminación ubicados entre el segundo y tercer anillo (en pleno centro urbano) hoy nos brinda la oportunidad de enmendar esta omisión: Con 900 Ha. de superficie, de las cuales el 30% pertenece a la ciudad, los predios de propiedad privad de la familia Gutierrez deberían ser objeto de expropiación, previa negociación-compensación o pago- y garantía plena de sus derechos, en lugar de dar paso a los inminentes loteamientos que ya están en curso y de los que nos han anoticiado serían avalados por funcionarios de gobierno central, en complicidad con algunos concejales.
Lo ideal; adquirir las 900 hectáreas, en un proyecto ambiental de los tres niveles de gobierno, y así encarar con seriedad la política ambiental de las ciudades; lo posible disponer cuanto antes del 30% de esa superficie, procurando al menos llegar a 400 hectáreas incorporadas a  un Plan de Bosques Urbanos.
No existe en Santa Cruz un déficit de viviendas de tipo social, pero aunque así lo fuera nada justifica los planes de tomas por asalto, de los predios de San Aurelio. Se responsabilizará por ello la actual gestión Municipal, junto a los funcionarios de gobierno que “sugieren” tomar tierras urbanas y rurales, asegurando que si va bien, gradualmente se procederá a legalizarlas. El gobierno Municipal no ha iniciado acercamientos de negociación con la familia Gutiérrez, ¿quién espera qué lo haga?.

28 de noviembre de 2011

Desde la Vice Presidencia: "Y los muertos no los puso la providencia, los pusieron los aymaras del altiplano, los vecinos de El Alto, los cocaleros, los colonizadores, los campesinos y los mineros; los mismos que sostuvieron, sostienen y pueden sostener el proceso de cambio, que sea como sea y para disgusto de muchos, es su proceso. Por eso son absurdos los advenedizos que pretenden reconducirlo". Del Plurinacional No 8, octubre 2011

 La Guerra del Gas
Bolivia • Octubre de 2011 • Nº 8 • Año 1
Vicepresidencia del Estado Plurinacional

“Por eso recordamos octubre, tiempo de grandes hombres que parieron grandes cosas, tiempo de dicha y victoria. A otros les tocaría recordar días menos heroicos, menos fecundos, aunque no menos profundos, como el del “no quiero que mi hija sea tu empleada”.” No pocas veces el movimiento de la historia provoca una suerte de amnesia sobre los acontecimientos que fundan los hechos presentes. Esto es especialmente cierto cuando las cosas suceden más rápido, es decir cuando se condensan y cada una comienza a obscurecer lo que está detrás de ella. Que suceda es natural, no obstante poco provechoso para el propio devenir, donde se comienza a confundir el sentido del camino por el que se llegó hasta acá. Es cierto también que es más fácil perder la orientación de las cosas para quienes menos tuvieron que ver con los propios hechos y que algunos encuentran en ese extravío una oportunidad política.
Valga, entonces, este espacio para recordar el núcleo de todo lo que se ha llamado proceso de cambio: la guerra del gas. Sería ingrato, sin embargo, olvidarnos de los grandes momentos previos a ese acontecimiento épico de nuestra historia, por eso hay que rememorar también la guerra del agua (abril del 2000), el bloqueo nacional de caminos de septiembre-octubre del 2000, el bloqueo del 2001 en el altiplano y
los enfrentamientos en el Chapare a inicios de 2002 y también, cómo
no, febrero negro. No, no fue fácil llegar a octubre. Desde entonces, sólo nos encontramos con el despliegue de lo que contenían esos días, su potencia y sus límites. Pero no traemos al presente todo esto por mero ritual, recordar un hecho político tiene que ser un acto político. Se trata de transportar a nuestra mente el “cerco a La Paz”, o el “de presidente a presidente”, “las dos Bolivias”, “los setenta puntos”, “los mil tractores” o el “carniceros, asesinos, chupa sangre” dedicado
a los ministros neoliberales. Podemos también pensar de pronto en colosales imágenes como los hermanos de Omasuyos con el fusil encima y bajo el poncho o las bravas dirigentes del Chapare enfrentando al ejército, por entonces pongos de la DEA y la NAS, y qué decir ya de los compañeros alteños poniendo, literalmente, el pecho a las balas. También las sensaciones son parte de esta multiplicidad de acontecimientos, pero no cabe duda que muy pocas cosas se presentan a los sentidos como el lento acercamiento de la marcha de los mineros bajando por la autopista el 17 de octubre de 2003; el retumbar de la dinamita, San Francisco el escenario de cualquier otra guerra en el mundo. Se pueden escudriñar también algunos detalles, como que, aunque nadie lo mencionara, el 2003 se registró el primer “cerco a Santa Cruz” a cargo de los compañeros colonizadores. Es también imposible olvidar el avión que transportaba a Sánchez de Lozada fuera del país. Todo esto, que parece cosificado en el pasado, tiene sentido porque es historia y lo es porque se forjó con sangre, contiene, pues, sus propios muertos. Y los muertos no los puso la providencia, los pusieron los aymaras del altiplano, los vecinos de El Alto, los cocaleros, los colonizadores, los campesinos y los mineros; los mismos que sostuvieron, sostienen y pueden sostener el proceso de cambio, que sea como sea y para disgusto de muchos, es su proceso. Por eso son absurdos los advenedizos que pretenden reconducirlo.
Por eso es ridículo decir que el proceso no tiene dueño, porque tiene un sujeto revolucionario, que impone su potencia y su límite, más allá de él sólo la restauración. Como bien decía sobre el 52 Sergio Almaraz, “la observación de
que hubiera sido posible otro tipo de revolución es pueril, porque la historia no es un escaparate. La revolución fue esa y no otra, sin márgenes de elección. La izquierda
tradicional, enfrentada con los hechos, fue incapaz de superar sus insuficiencias; al rechazar la única posibilidad que le brindaba la historia para vencer su propia alienación, perdió el camino”.
Es bueno recordar octubre, para no perderse en los movimientos de los prestidigitadores posmodernos, en las lucesitas de colores de los circenses,
para no perder el camino. Pero, más importante aún, comprender
que finalmente la Revolución no es un sueño, ni siquiera una quimera, menos una teoría bien elaborada, porque de ser así Marx la hubiera hecho él solo. La Revolución es verbo, la hace el pueblo, cuando quiere y cuando puede. Por eso recordamos octubre, tiempo de grandes hombres que parieron grandes cosas, tiempo de dicha y victoria. A otros les tocaría recordar días menos heroicos, menos fecundos, aunque no menos profundos, como el del “no quiero que mi
hija sea tu empleada”.

para esto sirven, entre otras cosas, las instituciones misionales, para conquistar a los neófitos aliados; los salvajes buenos de la letrina, la reconstitución de autoridades, la posta, el manejo forestal, el ecoturismo y el parque nacional. Las alhajas de la “alternativa civilizatoria”, “otro desarrollo posible”, “la consulta” y la “crítica a la modernidad” no designan a Bolivia sino como República Pastoril

La República Pastoril
y el Buen Salvaje
Nicolás Laguna en el Plurinacional No 8 de la Vice Presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia, Bolivia Octubre 2011
“El indio es el lobo del indio”,
decía no sin razón Felipe Quispe. Pero las razones son siempre relativas. Que existieran la Malinche y Felipillo, en momentos tan tempranos de la conquista, y que perduren en Cárdenas o Chávez en nuestros días, es sólo el síntoma de que finalmente todas las batallas entre el “mundo civilizado” y los indígenas se libraron en realidad entre indios. Los cruceños, por ejemplo, solían llamar a los unos “salvajes” y a los otros “los nuestros”. El neófito de los jesuitas, el quid del paternalismo y el racismo cristiano, es, sin embargo, el principio de la larga construcción del buen salvaje.
Las reducciones jesuitas, una suerte de “alternativa civilizatoria” a la despiadada conquista de los pueblos de los Andes, que empero no hace más que asignar un designio en el mundo colonial a los pueblos de las tierras bajas como frontera de contención pasiva a los “pueblos salvajes”, sedujeron a los indios de Moxos, considerados bárbaros de “inculta ferocidad y natural esquivez”, ofreciéndoles en las misiones “aquellos géneros que más estiman, como son: chaquiras, cascables, agujas, alfileres, anzuelos, cuchillos, etc.”1. En el imaginario jesuita, la misión se componía de temerosos súbditos, que habían abandonado la promiscuidad, el alcohol, el politeísmo y la brujería. “Un domingo de ramos fué un indio muy medroso que faltó á misa, y sin culpa suya, á pedir azotes; no quizo azotarle el Padre, porque informado de la falta conoció su inocencia; más el lunes santo por la mañana se le halló de rodillas en la puerta de la iglesia diciéndole al Padre; tata, azótame, que más quiero que tu me azotes y no Dios, que anoche no castigaste mi pecado y Dios me dió calentura.” 2 El buen salvaje pedía por sí mismo, de rodillas, que lo azoten; la cruz conquistó lo que jamás siquiera soñó el más déspota español. Por eso las misiones constituían “... la Nacion destinada en estos últimos tiempos à renovar el fervor, la devocion, la viveza de fe, y aquella perfecta union de corazones, que tanto se admirò en los Christianos de la primitiva Iglesia...”3. Si la República Pastoril no es más que el resultado de la acción de los estados centrales al desarrollo del capitalismo para impedir el surgimiento soberano de los periféricos,  el “proyectorado” es sólo la versión moderna de la misión jesuita. ¿Por qué los estados europeos y EE.UU. financian con miles de millones de dólares cientos de proyectos que saben no sacarán a ningún país de la miseria? o, en sentido contrario ¿por qué no financian industria pesada, investigación y desarrollo o nacionalizaciones que retengan el excedente en los países “subdesarrollados” o semicolonias? Se trata pues de generar un desarrollo modesto, que no deponga la condición dependiente de estos países, al mismo tiempo que les impida emprender por voluntad propia el estatuto de soberanía.4
Las oligarquías locales, y sus parientes pobres, orgullosos de la estirpe y gozosos de sofisticadas
“chaquiras, cascabeles, agujas, alfileres, anzuelos, cuchillos, etc.”, son el complemento perfecto que no se concibe a sí mismo sino bajo el yugo de los estados centrales, en cuyo aporte en fuerzas productivas y modernización de aspectos estatales, ideológicos y represivos, encuentran la forma de su dominación endógena. La configuración de esta relación, desde la determinación dependiente hasta su recepción oligárquica, determina la posibilidad de hacer de los miserables levantiscos los neófitos de la modernidad.5 Que esta articulación condicionada se despliegue en lo local como presencia física de una potencia central(empresas transnacionales, sedes diplomáticas, bases militares, etc.) o en su transfiguración misional (ONG´s, Fundaciones, Agencias de Cooperación, etc.) importa poco acá. Empero es lógico que la recepción de la irradiación central sea asumida desde las clases sociales de manera harto distinta, convirtiéndose no pocas veces la propia dependencia en, cuando menos, condición de la ambición de poder de las masas. Tomar el cielo por asalto, sin mediaciones ni misericordia, es el designio para quienes estuvo y está reservada la espada.
En su retorno, la revuelta de la plebe de los países periféricos no significa una afronta per se al núcleo imperialista, al final de cuentas les importa un bledo el color de las plumas del gobernante local que es para ellos por Gracia Divina siempre salvaje. Allá importa sí el contenido nacional popular o, en última instancia, de clase que pretenda revocar el código dependiente.
Por el otro lado, para la clase dominante local ésta, la casta, es la determinación principal en la heredad del linaje y cuestión de vida o muerte para sus parientes pobres, que tienen por única carta de presentación el abolengo. Pero acá a los parientes se los reconoce en la desgracia, es decir que cuando la dominación del linaje está en riesgo como conjunto, se convoca a la conjura hasta a las ovejas negras de la familia, a los que coquetean con la “izquierda”, la ecología, o incluso con la Revolución en sus días mansos, o sea - como decía Zavaleta - “esa estirpe de intelectuales a los que en última instancia la Revolución real les repugna, porque está compuesta de una chusma indocumentada y antihigiénica cuya veracidad carnal no está de acuerdo con los esquemas purísimos concebidos en la tibieza eglógica de los rosales ideológicos de Queru-Queru.” Cuando se rebasan los medios ideológicos de la lucha política, o sea cuando el oponente se hace irracional a los preceptos de la racionalidad de la actualidad de la clase dominante, emerge necesariamente el escenario militar y aunque nunca se deben absolutizar estos términos, la crisis o derrumbe superestructural, en su intensidad, implica siempre la confrontación de las fuerzas sociales liberadas.
 La carencia en cantidad demográfica de las clases dominantes hace necesario seducir a sectores de las dominadas. No obstante, esto no es un hecho de la inmediatez, mas al contrario, como lo demostraron los jesuitas, es un arte de paciencia, para esto sirven, entre otras cosas, las instituciones misionales, para conquistar a los neófitos aliados; los salvajes buenos de la letrina, la reconstitución de autoridades, la posta, el manejo forestal, el ecoturismo y el parque nacional. Las alhajas de la “alternativa civilizatoria”, “otro desarrollo posible”, “la consulta” y la “crítica a la modernidad” no designan a Bolivia sino como República Pastoril o Patria de Guardabosques, que tanta falta le hacen al sistema capitalista. Por eso, el oenegismo es enfermedad infantil del derechismo; derecha, porque finalmente no hace más que actualizar el carácter colonial de la sociedad, condenando al buen salvaje a su rol de neófito o quizá guardabosques; infantil porque la derecha en su madurez, o sea su configuración burguesa, no se resigna al papel de clase dominante dependiente ni a Señor de una República de Pastores; enfermedad porque esta política está condenada, más temprano que tarde, a sucumbir. Entretanto, su victoria se ofrece a la Gracia del Señor, el buen salvaje pide de rodillas le azote su Padre por flirtear con el indio rebelde y le permita convertirse en bien intangible del bosque; la ONG conquistó lo que jamás siquiera soñó el más déspota marine.
4. No es casualidad, pues, que existan fondos para la “recuperación de los conocimientos ancestrales” y que se castiguen los planes para construir plantas nucleares. 5. Por eso, poco después de la revolución de 1952, Mc Namara, Ministro de Defensa de Estados Unidos y posteriormente Presidente del Banco Mundial decía “Entre una revolución y una reforma agraria sólo es cuestión de tiempo, entonces impulsaremos las reformas para evitar las revoluciones
1. Historia de la Misión de Moxos escrita
por el P. Diego de Eguiluz en 1696.
2. Op. cit.
3. Carta del Padre Niel, missionero de la
Compañía de Jesus al Reverendo Padre
Dez, mayo de 1705.

27 de noviembre de 2011

Río+20 El concepto de "economía verde" abre polémicas entre los ambientalistas


Miguel Grinberg, periodista especializado en Medio Ambiente. Telam
Durante las numerosas reuniones preparatorias de la Cumbre Río+20 programada por Naciones Unidas para junio de 2012 en Brasil ya se han perfilado algunas de las premisas conflictivas que caracterizarán tal evento en el contexto de los cambios climáticos imperantes en el planeta.
Si bien el calentamiento global y la protección de la diversidad biológica fueron los epicentros de la Cumbre ECO-92 realizada hace casi dos décadas en el mismo contexto, para su nueva edición la ONU ha adoptado otros estandartes.
Ahora se anuncia el cónclave mundial dentro de dos marcos temáticos polémicos -Economía verde en el contexto del desarrollo sostenible y de la erradicación de la pobreza y Marco institucional para el desarrollo sostenible- según sean los actores que encaren los desafíos implícitos de la Río+20.
Así como no hay una unanimidad conceptual entre los gobiernos de los países de los hemisferios Norte y Sur del globo terrestre, el concepto economía verde desata controversias cuando los testimonios surgen de las ONG ambientalistas, los pueblos indígenas y las corporaciones transnacionales.
En la ONU propiamente dicha, chocan los voceros de su burocracia institucional, centrados en una interpretación mercantil del llamado desarrollo sostenible, y los portavoces de la ecología social, para quienes las naciones ricas tienen una deuda ecológica con las naciones en vías de desarrollo.
Una de las entidades no gubernamentales más críticas al respecto es la llamada Red Jubileo Sur, constituida en 1999 y dedicada a estudiar la profundización de la relación existente entre la deuda financiera ilegítima reclamada a los países en desarrollo y la generación deudas históricas, sociales y ecológicas.
Su postulado central sostiene que desde el inicio de la era colonial, el Norte global -a través de sus gobiernos, corporaciones e instituciones financieras- han explotado y saqueado la riqueza, bienes naturales, saberes, trabajo y vida de los pueblos del Sur.
Esta alianza ambientalista reivindica los Acuerdos de los Pueblos de Cochabamba (Bolivia), resultado de la Cumbre de los Pueblos sobre Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra (2010), donde participaron más de 35.000 representantes de movimientos y organizaciones sociales de 140 países.
En tal sentido afirma que el gobierno de Bolivia, junto a otros pocos, fue quien se atrevió a exigir que el Norte salde la enorme Deuda Ecológica que tiene con el Sur, en lugar de seguir exigiendo el pago de una deuda externa marcadamente ilegítima, pero fue dejado de lado y excluido en las negociaciones marco.
Por ello consideran que la llamada economía verde intenta impedir que las personas y comunidades afectadas por el sistema capitalista, el cambio climático, el modelo imperante de desarrollo y la deuda, sean los principales protagonistas de la Cumbre Río+20.
El sociólogo chileno Manuel Baquedano, cofundador de Instituto de Ecología Política en Santiago, sostiene que el desarrollo sostenible que promueve la ONU ha fracasado porque no se ha podido detener la destrucción del planeta y no se puede evitar que la civilización entre en un periodo de colapso.
Durante cuatro de las reuniones regionales preparatorias de Río+20, algunas delegaciones gubernamentales han aportado borradores para un acuerdo sobre la economía verde, y mientras algunos la redefinen como un patrón hacia el desarrollo sostenible, otros temen que el concepto sea sinónimo de proteccionismo y condicionamiento del crecimiento social.
En base a declaraciones de Izabella Teixeira, ministra de Medio Ambiente de Brasil, algunos observadores han comentado que el país anfitrión de la Cumbre Río+20 se ha alejado del concepto de economía verde, al no intentar definir el término, y preferir en cambio las metáforas concernientes al convencional desarrollo sostenible.
En otro plano, la costarricense Maureen Ballestero, coordinadora del Foro Mundial del Agua realizado en Bogotá, señaló que dicho evento se convierte en un punto de arranque hacia Río+20, pues como sabemos muchas veces este recurso no tiene la importancia política como tal, y lo proponemos como una de las columnas vertebrales de la cumbre venidera.
Entretanto, las entidades Jubileu Sul Brasil y Jubileo Sur/Américas manifiestan que los movimientos sociales y la sociedad civil tienen que asumir un protagonismo claro y contundente, pues sin una articulación de ideas, prácticas políticas y estrategias transformadoras no estaremos a la altura del desafío que debemos enfrentar. En tal sentido, han anunciado para junio de 2012 la creación de un espacio autónomo, tanto de la conferencia oficial y de los gobiernos reunidos en Río como de los agentes del mercado, que esté al servicio de las luchas y resistencias populares que se están librando en nuestra región y el mundo.
La iniciativa ya se ha debatido en el seno del Comité Facilitador de la Sociedad Civil Brasileña para Río+20 y se anunciará como Cumbre de los Pueblos por la Justicia Social y Ambiental, contra la mercantilización de la Vida y en defensa de los Derechos de los Pueblos y de la Naturaleza.
No ha sido concebida como una feria más de ideas y actividades, sino que se aplicará a desenmascarar falsas soluciones como la geoingeniería, la nanotecnología, la biotecnología terminator, o similares; y sobretodo, a defender la soberanía alimentaria.

La Geopolítica de las emociones: "La esperanza es para los países de Asia, en especial China y la India; la humillación caracteriza al mundo árabe y musulmán; y el miedo invadiría a Europa y EE.UU. Otras zonas como Rusia, África subsahariana y América Latina no estarían asociadas a este mapa, sino que participarían al mismo tiempo de las tres referidas emociones".

Dominique Moïsi: La geopolítica de las emociones

Domingo, 24 octubre, 2010


Dominique Moïsi
Leo en Aceprensa que Dominique Moïsi, reconocido analista francés en el campo de las relaciones internacionales y fundador del IFRI, uno de los más conocidos think tanks franceses, presenta en su último libro La Géopolitique de l’émotion (1) la originalidad de trazar en el actual escenario de la globalización un mapa de las emociones. La esperanza es para los países de Asia, en especial China y la India; la humillación caracteriza al mundo árabe y musulmán; y el miedo invadiría a Europa y EE.UU. Otras zonas como Rusia, África subsahariana y América Latina no estarían asociadas a este mapa, sino que participarían al mismo tiempo de las tres referidas emociones.
El libro de Moïsi no ha sido bien recibido en algunos ámbitos académicos porque va directamente contra los métodos analíticos cuantificables que predominan en el ámbito de las relaciones internacionales. Otro tanto ha sucedido con algunos think tanks. Quienes trabajan con datos concretos para realizar sus prospectivas, consideran que analizar la importancia de las emociones equivale a hacer una especie de ensayo literario basado en apreciaciones subjetivas.
En Asia mucha gente tiene ganas de vivir y gastar como los occidentales, aunque sin necesidad de darse sus formas de gobierno
En cambio, el autor es consciente de que los comportamientos humanos no pueden ser reducidos a esquemas racionales. Los comportamientos emotivos pueden pesar más a la hora de actuar, mucho más incluso que las ideologías, que tuvieron un papel destacado en el período de la guerra fría. Hoy todo es búsqueda de la identidad, con lo que los nacionalismos etnicistas se multiplican a escala universal. Estamos ante el “despertar global”, al que se refería el politólogo y actual asesor de Obama, Zbigniew Brzezinski, y que lo mismo se encuentra en potencias emergentes que en movimientos secesionistas.
Emociones e intereses particulares
Sin embargo, Moïsi no profundiza demasiado en uno de los efectos más preocupantes de este despertar de los nacionalismos, y es que los valores universales de la libertad y la democracia, característicos del mundo occidental, están dejando de ser atractivos para otros pueblos, que prefieren apegarse a los paradigmas de soberanía e independencia nacionales. Se puede concluir que resultaría una tarea poco fructífera organizar una Liga de las Democracias, tal y como propusiera el senador McCain en su campaña para la presidencia, pues al final las respectivas emociones, que no pueden disociarse de los intereses particulares, primarían sobre las expectativas de modelos de comportamiento basados en valores comunes.
Japón, China o Corea no se apegaron a un pasado glorioso e idealizado, como ha hecho el mundo islámico
No lo subraya tampoco el autor, aunque es bastante probable la existencia de un vínculo entre el ascenso de las emociones y el creciente reinado absoluto de la opinión pública a escala global, muy relacionada con el poder de los medios de comunicación. Es un hecho que las dos guerras mundiales y la guerra fría fueron enfocadas como una unión de las democracias frente a los autoritarismos. Ahora sigue habiendo autoritarismos, mas es dudoso que las democracias aúnen sus esfuerzos, bajo nuevas o viejas estructuras, para enfrentarse con ellos abiertamente. Sus opiniones públicas no desean verse envueltas en conflictos, y en muchos casos no están convencidas de la superioridad moral de sus valores frente a los de las tiranías.
Asia y la cultura de la esperanza
La era de la globalización ha puesto de manifiesto que la modernidad no es sinónimo de occidentalización. Dicho de otro modo, se puede compartir la técnica pero no los valores. El capitalismo y la tecnología occidental triunfan en Asia, particularmente en China, pero no así el sistema político democrático. Moïsi, que gusta de los paralelos históricos, no comparte los temores de quienes ven en la China actual un trasunto de la Alemania del Kaiser. Hoy por hoy, no sería una potencia militarista como aquélla, sino algo más parecido a la Francia de Luis Felipe de Orleans, y podríamos añadir que a la de Napoleón III, en las que se asistió a un ascenso de la burguesía, que parecía entregada a la consigna de enriquecerse, lema común al ministro François Guizot y a Deng Xiaoping.
¿Y qué decir de la India? Es una potencia democrática, ajena al autoritarismo chino, pero al mismo tiempo se está alejando del cliché de “espiritualismo”, forjado en el recuerdo de Gandhi. Según el autor, la India no está llamada a ser una superpotencia moral, algo que sí parece pretender la Europa posmoderna, y está más próxima al modelo representado por EE.UU. Se entiende así el interés de la Administración Bush por forjar una alianza con el segundo gigante asiático, aunque el pragmatismo de Obama da mayor prioridad a los vínculos con China.
En Asia, la esperanza nace de las posibilidades de emancipación económica y social, que se multiplican en el Extremo Oriente y el Sureste asiático. Mucha gente tiene ganas ahora de vivir y gastar como los occidentales, aunque sin necesidad de darse sus formas de gobierno. El resultado de esta mentalidad es un despotismo ilustrado, que tendría su expresión más lograda en la ciudad-Estado de Singapur, paradigma en el que se han mirado los gobernantes chinos desde Deng Xiaoping.
El mundo islámico y la humillación
En su repaso a la historia, Moïsi nos recuerda que Japón, China o Corea conocieron un pasado de humillaciones infligidas por potencias extranjeras, pero consiguieron sobreponerse y hoy son competidores de las potencias occidentales. No se apegaron a un pasado glorioso e idealizado. Pero no se puede decir lo mismo del mundo islámico, que recuerda sus grandes logros científicos y culturales en la época medieval. Luego vendría la decadencia, sobre todo la del Imperio otomano, que fue perdiendo empuje ante los avances políticos y militares de las potencias europeas. En aras de la modernización, hubo quienes incluso apelaron a un nacionalismo de tipo occidental para construir el panarabismo, que tuvo su época de esplendor hace más de medio siglo con el Egipto socialista de Nasser y sus seguidores en otros países árabes.
Mas en estos momentos lo árabe ha sido prácticamente barrido por el sentimiento de identidad musulmana, capaz de superar, al menos en apariencia, las rivalidades y distancias entre suníes y chiíes, y de establecer nexos entre el Asia central, el sureste asiático y el África subsahariana. El islamismo pide paso en todas partes, como en el otro tiempo influyente Egipto. Allí se plantea abiertamente a la población el siguiente dilema: tras los períodos de fracasos de la monarquía, Nasser, Sadat y Mubarak, ¿no ha llegado el momento de que gobiernen los Hermanos Musulmanes?
En esta apoteosis de la identidad islamista, Israel es percibido, más que nunca, como un factor desestabilizador introducido por los occidentales en tierras del islam. A este respecto, podemos añadir que esto complica todavía más las negociaciones entre los israelíes y la Autoridad Palestina. Si se alcanzara un hipotético acuerdo para la existencia de dos Estados, serviría para desautorizar el discurso identitario islamista, predicado por Hamás, Hezbolá e Irán, pues la intransigencia hacia Israel, más allá de los motivos para su justificación, es parte esencial de su credo político.
Moïsi hace además un certero diagnóstico del terrorismo suicida, propio de la cultura de la humillación. La sangre viene a ser un consuelo ante la ausencia de victoria, pero, a diferencia de otros terrorismos nacionalistas o independentistas, la muerte no es un medio sino un fin en sí mismo que sirve para paliar las humillaciones. Sin embargo, difícilmente se entiende por qué la gran mayoría de las víctimas son musulmanas. Sólo se explica porque sus autores tengan una perspectiva limitada y purista de su religión.
Por último, el autor se plantea si las pequeñas monarquías petroleras del Golfo representan un modelo para el mundo musulmán, aunque se diría que su prosperidad material las sitúa más allá de sus coordenadas geográficas, pues parece que estuvieran situadas en el Asia del Pacífico, y no en Oriente Medio. Con todo, presentan muestras de fragilidad, como sus carencias demográficas y la perspectiva de que el petróleo no durará indefinidamente.
Europa, EE.UU. y la cultura del miedo
El miedo puede ser un acicate para activar el instinto de supervivencia, también en la política internacional. Un ejemplo bien conocido es que el temor a una nueva guerra sirvió de acicate para iniciar el proceso de integración europea hace seis décadas. El resultado ha sido que Europa se convirtió en la región más pacífica y próspera del planeta. Pero no es menos cierto, tal y como aseguró el desaparecido historiador y político polaco Bronislaw Geremek, que Europa se ha transformado en un espacio económico, sin corazón ni dimensión espiritual. Además, desde hace tiempo está cuestionando su propia identidad.
Moïsi ilustra este hecho asemejando Europa a una gran Suiza, un término que, por cierto, empleó Churchill en su célebre discurso europeísta de Zúrich en 1946. Podríamos concluir que una “gran Suiza”, autosatisfecha de su prosperidad material, termina por no complicarse la vida sobre si es fiel a unas raíces que se remontarían al mundo clásico, el judaísmo, el cristianismo y la Ilustración.
Tampoco EE.UU. se libra de la cultura del miedo. Moïsi pone los ejemplos de la política exterior de Bush o la preconizada por el senador McCain como paradigmas de dicha cultura, mientras que Obama representaría la esperanza. El actual presidente llevaba poco tiempo en la Casa Blanca cuando apareció esta obra, y todavía hoy el autor no ha perdido su esperanza en él, aunque sí parecen haberla perdido muchos de sus compatriotas, que no terminan de ver la ansiada recuperación económica.
Pese a todo, Moïsi inclina la balanza hacia EE.UU., en contraste con una Europa atenazada por el miedo. Los americanos saldrán adelante por su propio dinamismo, pues, después de todo, son una nación de inmigrantes, mientras que Europa sigue aferrándose a su estatus de fortaleza.
Conjuntos geopolíticos inclasificables
Otros conjuntos geopolíticos son elevados por Moïsi a la altura de inclasificables, aunque suelen participar de las tres emociones citadas. En la Rusia de Putin, que se mira en el espejo de Pedro el Grande y en el mucho más civilizado de De Gaulle, hay lugar para el orgullo, aunque también existe el miedo al vacío demográfico y a las repercusiones sociales de las carencias que muestra el Estado de Derecho. África oscila entre la desesperación y la esperanza. Esta última emoción se da, por ejemplo, en Sudáfrica, pese a los problemas sociales y políticos. Sin embargo, América Latina dista mucho de ser el continente de la esperanza, pues los populismos triunfantes son una respuesta al miedo y la humillación. Quizás Brasil puede salvarse de esta dinámica.
La conclusión final de La geopolítica de la emoción es optimista, porque en el fondo, Dominique Moïsi es un representante tradicional de la Ilustración francesa, que pretende contraponer el saber a la intolerancia. Su pasión por la historia le lleva a proponer su obligatoriedad en los cursos de relaciones internacionales. No obstante, se podría argumentar que las emociones peligrosas no se combaten únicamente con el saber o con las enseñanzas históricas; es decir, no sirve sólo la mera racionalidad, pues sus promotores se apartan de lo racional en la teoría o en los hechos.
Fuente: Aceprensa

Más sobre esta étapa post-marcha TIPNIS, desde el análisis de Marco Antonio Ribera Arismendi

TIPNIS. Un epílogo lleno de incertidumbres

Marco Octavio Ribera Arismendi
Biólogo y ecologista
Noviembre 2011

Respecto a la etapa posterior a la culminación de la marcha indígena de fines del 2011, se puede concluir que dicho aparente final, no tiene ciertamente el matiz de un epílogo, y menos de un epílogo feliz. Es más, el panorama actual y futuro esta pleno de riesgos e incertidumbres.

Si las organizaciones indígenas, y el masivo y espontáneo movimiento ambiental nacional, que apoyó al TIPNIS y sus reivindicaciones, creyeron que con la ley corta reformulada, se retornaba a un estado de derecho y el TINIS sería respetado, realmente se pecó de ingenuidad. Por una parte, persiste el mito o falacia de que las leyes se cumplen y respetan, por otra,  lamentablemente mucha gente llegó a creer en la sinceridad de las altas esferas del gobierno, sin caer en cuenta que dicho vocablo y concepto parece haber sido desterrado de las cotidianidades palaciegas y que el doble discurso y la doble cara siguen siendo la tónica mayor. Indicativo de ello fue la impostura del Vicepresidente del Estado cuando públicamente a través del canal televisivo estatal, “elogiaba la  grandeza del pueblo de La Paz y la calurosa recepción a la marcha indígena”, días después sindicaba a la marcha de desestabilizadora y con intereses políticos.

Otra muestra fehaciente del doble juego fue la progresiva arremetida de los altos mando del gobierno, casi desde el mismo momento de la firma de la nueva ley corta, de ir insinuando la posibilidad de modificar la ley, recurriendo al clamor y reclamo de terceros, sea el gobernador de Cochabamba, pequeñas logias de poder en los pueblos benianos, indígenas resentidos hacia su organización en el mismo TIPNIS y desde luego, el angurriento y voraz sector de la colonización. Nuevamente el primer mandatario llegaba a mencionar que la vía Beni-Cochabamba es inviable sino cruza el TIPNIS, lo cual muestra además de su experticia en temas camineros, que no se tomó la menor molestia de meditar ni siquiera unos minutos sobre lo acontecido entre agosto y octubre del 2011. Desde luego, el gobernador de Cochabamba o el Alcalde de Villa Tunari, desde el notorio servilismo de la afinidad política, no dejaban de amenazar con movilizaciones y el avasallamiento del TIPNIS. Todo el aparato del gobierno parece apostar como siempre, al atrincheramiento, la reactivación del conflicto, la confrontación entre bolivianos, y a la división del movimiento indígena. Finalmente, dentro de la lógica eufemística de las “tensiones creativas”, el Vicepresidente hacía explícita la posibilidad de modificar la ley corta. Esto, reflotaría un conflicto que puede tornarse esta vez mas crítico y mas violento, total, como bien documentó Nicolás Machiavelo hace mas de cinco siglos: el fin justifica los medios.
Como se ve, todo parece indicar que el gobierno no tenía, ni tiene, la más mínima idea o predisposición de cumplir la ley aprobada, y que su principal apuesta se encamina a modificarla nuevamente pero a favor del nefasto tramo 2. La expectativa del gobierno de arremeter contra el TIPNIS  se devela  en el hecho de que los tramos 1 y 3 siguen su curso y la detestable empresas OAS sigue operando en las playas del río Isiboro, como si nada hubiera ocurrido, y aprestándose a ingresar al área protegida y TCO.

Este panorama esta de alguna manera favorecida por el regular despliegue mediático de algunos medios de prensa, pues las desaprensivas declaraciones de los diversos jerarcas del partido en el gobierno, salen por doquier como noticias principales y de primera página, ante la patente ausencia de cobertura de la posición indígena o de otras instancias que apoyaron la marcha. Es particularmente interesante la privilegiada atención de la prensa de las “delegaciones” sociales que tienen la “suerte” de lograr una audiencia presidencial con el motivo de demandar la carretera por el TIPNIS. ¿Recibiría su Excelencia a las delegaciones indígenas, organizaciones o representaciones ciudadanas de todo el país, que rechazan la carretera? ¿Recibió de buena fe y de buena gana a los representantes del TIPNIS en su momento?

El avance del contra-ataque gubernamental fue también favorecido por la desmovilización del movimiento indígena y la desarticulación del movimiento ambiental ciudadano que lo apoyó. Se “bajó la guardia” y esto por supuesto fue aprovechado por el gobierno, que muy bien se ha visto, no actúa de buena fe, puesto que  lejos de recapacitar y de resincerar el discurso con la nefasta realidad que promueve, ha aumentado su nivel de insidia y rechazo hacia el movimiento indígena y sus  legítimos derechos constitucionales. 

La carretera cruzando el TIPNIS y las tierras en juego (no solo las de dentro el TIPNIS, sino también las que están desde Santo Domingo y Monte Grande hacia San Ignacio), parecen tener un cariz de botín jugoso, al cual no se puede renunciar “así no más”. Es difícil creer que el tema obedece solamente a una mera pugna o contienda del vaivén político, parecería realmente que detrás de tanto capricho, tanto empecinamiento, existen móviles poderosos, incluso más allá del simple apuntalamiento electoral. No en vano una empresa con antecedentes del calibre de OAS está de por medio. La desesperada posición y la pugna intransigente del gobierno incitan a generar una creciente desconfianza ciudadana.

Al mismo tiempo, la situación parecería apuntar a que el mismo gobierno está utilizando la entelequia y “tira y afloje” del TIPNIS, para desviar la atención de la ciudadanía nacional, de otros desatinos socioambientales y hasta económicos que está promoviendo, como el complejo agroindustrial de San Buenaventura, la exploración petrolera en el norte de La Paz, Cachuela Esperanza, o el Mutún, para citar unos cuantos. Ya se ha mencionado en alguna oportunidad que el TIPNIS es solo la “punta del iceberg” y que la realidad socio ambiental futura del país está plagada de enormes riesgos e incertidumbres derivadas de la proliferación de megaproyectos o procesos de intensificación productiva que de una forma u otra buscan marginar la prevención y la regulación ambiental responsable, así como el control social. Lo que puede ocurrir en el Madidi y Pilón Lajas con la construcción de la megarepresa de El Bala o las múltiples exploraciones petroleras, podrían  opacar en magnitud y gravedad al problema y al conflicto del TIPNIS. 

De cualquier forma, como van las cosas, a fines de noviembre del 2011, el tema no tiene buena cara, ni para el TIPNIS, ni para la generalidad de la gestión ambiental de Bolivia. 

Fuentes:
La Razón, 23 noviembre 2011
La Razón, 24 noviembre 2011
noticiasdesdebolivia.blogspot, 24 noviembre 2011





Lic. Marco Ribera Arismendi
COORDINADOR NACIONAL PROGRAMA DE
MONITOREO – LIDEMA
marcor@lidema.org.bo * www.lidema.org.bo
Telfs: (591-2) 2418121 - (591-2) 2416044 - (591-2) 2419393

22 de noviembre de 2011

El Neoatraso brasileño-Francisco Olivera, por Hernán Diaz

El neoatraso brasileño
Francisco de Oliveira
Editorial Siglo XXI

(Buenos Aires)Hernán Díaz

El neoatraso brasileño se ocupa de “los procesos de modernización conservadora, de Getúlio Vargas a Lula”.
El sociólogo brasileño Francisco de Oliveira, plantea dos hipótesis fuertes: por un lado, fueron las actividades rurales de subsistencia, el trabajo informal y la precarización de los salarios los que subsidiaron el crecimiento de la industria y de los servicios.
Así, los jóvenes que venden ristras de ajo y franelas en los cruces de los semáforos no son una prueba del atraso del país sino una forma atroz de modernización. La segunda hipótesis, de contenido sin duda polémico, se refiere a la emergencia de una nueva clase social, compuesta por técnicos, economistas y banqueros (núcleo duro del Partido de los Trabajadors). Ambos determinan la identidad paradójica que adquiere el capitalismo en esta parte del mundo: aquí, el capital se financia con el dinero de los trabajadores, en tanto que el progreso sucede siempre en otro lugar (allí donde se produce la ciencia y la tecnología de avanzada).
“…El desencuentro es la regla. Una clase social decisiva pierde relevancia, entra en escena una nueva, de composición “chocante”; el desarrollo de las fuerzas productivas deja en la ruina a una parte de la humanidad, en lugar de salvarla; el subdesarrollo deja de existir, no así sus calamidades; el trabajo informal, que había sido un recurso heterodoxo y provisorio de la acumulación, se transforma en un indicador de la desagregación social, y así sucesivamente…”.

“…Hay que retroceder un poco en la historia brasileña para reconsiderar un elemento estructural del modo de producción, la esclavitud. Es posible reconocer que la esclavitud constituía un obstáculo para la industrializaión en la medida en que el costo de reproducción del esclavo era un costo interno de producción. El desarrollo industrial tenderá, desde entonces, a “expulsasr” el costo de reproducción del esclavo de los costos de producción. Dicho de otro modo: al contrario del modelo clásico, que necesitaba absorber su “periferia” de relaciones de producción, en el esquema de un país como Brasil resultaba fundamental la creación de una periferia propia. El tipo de inserción de la economía local en el conjunto de la división internacional del trabajo del mundo capitalista resulta decisivo; en este sentido, merecen destacarse intrpretaciones como las de Celso Furtado, que subrayaron el alcance de este aspecto. El extenso período que transcurre entre esa expulsión y esa creación, desde la abolición de la esclavitud hasta los años treinta, se debe a que esa inserción favorecía el mantenimiento de los patrones “esclavistas”en las relaciones de producción. Sólo una crisis de las fuerzas productivas obligará a adoptar un cambio de patrón.
Las instituciones del período posterior a 1930, entre las cuales se destaca la legislación del trabajo, apuntan principalmente a expulsar el costo de reproducción de la fuerza de trabajo desde dentro de las empresas industriales hacia afuera (hay que tener en cuenta el esquema de la industrialización anterior, en el que las empresas tenían sus propias zonas residenciales para trabajadores: es el caso de ciudades como Paulista, en Pernambuco, que depende por completo de la fábrica de tejidos). El salario mínimo será la máxima obligación de la empresa, que podrá así dedicar todo su pontencial de acumulación a las tareas relativas al crecimiento de la producción propiamente dicha. Por otro lado, la industrialización tardía se produce en un momento en el que la acumulación es potenciada porque se dispone, a nivel mundial, de una inmensa reserva de “trabajo muerto” que, bajo la forma de tecnología, es transferida a los países que recién inician el proceso de industrialización. El proceso de reproducción del capital se saltea así varias etapas, principalmente por no haber tenido que esperar a que el precio de la fuerza de trabajo se volviera lo suficientemente alto como para inducir las transformaciones tecnológicas que economizan trabajo…”.

De rigurosa actualidad política, los textos de este libro ofrecen un nuevo diagnóstico de época, agudo y demoledor: asistimos a un proceso de modernización conservadora que profundiza las brechas del neoatraso.


Francisco de Oliveira (Recife, 1933) estuvo entre los fundadores del Partido de los Trabajadores y es uno de los sociólogos más importantes de Brasil. Profesor titular de Sociología en la Universidad de San Pablo, donde dirige el Centro de Estudios de los Derechos de la Ciudadanía. Se desempeña como profesor de Sociología. Es autor de una vasta obra: Entre sus principales libros cabe destacar Os direitos do antivalor, Elegía pra una re(li)giao y A navegacao venturosa; ensaios sobre Celso Furtado. En 2006 recibió el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad Federal de Río de Janeiro.

(c) Hernán Díaz

Bolivia demanda nuevas leyes: Desde al año 2000 diversos acontecimientos han generado un gradual vaciamiento de la institucionalidad sin haberse construido la de reemplazo, lo que conduce a sucesivas crisis que debemos empeñarnos en resolver en democracia

Bolivia demanda nuevas leyes
Por: Alicia Tejada Soruco
Si la Constitución Política del Estado señala el rumbo hacia el nuevo Estado de Derecho  Plurinacional, comunitario, democrático, con autonomías, las leyes constituirían los caminos por los cuales transitar hacia ese fin, mientras ello no ocurra “todos los caminos llevarán a Roma”, axioma que, por cierto, tiene que ver con los medios, que en democracia son tan importantes como el fin mismo.
La CPE define límites legales pero no los mecanismos para la aplicación de dichos límites especialmente los referidos al ejercicio de las potestades del gobierno en sus tres niveles; los jurisdiccionales, los de justicia, por eso es que hay vaguedad y hasta contradicciones en la resolución de muchos de los asuntos de Estado, que aún se ajustan a anterior legislación, que deben respetar la CPE y los Convenios y Tratados Internacionales pero que también podrían determinarse sin legislación en la cual basarse, ejemplo, el derecho a la consulta.
En otras palabras, empezando por el preámbulo de la nueva CPE y abarcando Tratados y Convenios Internacionales, son vinculantes, es decir, conllevan responsabilidad y restricciones para el ámbito material, civil, laboral y para las autonomías. Entonces ¿por qué debe preocuparnos el proceso de implementación legislativa de la CPE? Han preguntado algunos,  también hay quienes se darán a la tarea deliberada de truncarlo, basados en su desacuerdo con la nueva CPE.
La mayoría considera innecesaria la formulación de otras leyes y no voy a disentir con ello, puesto que los buenos ciudadanos, así como los buenos padres no requieren conocer el Código de Familia para educar con amor a sus hijos, no necesitan leyes para serlo. Pero saliendo del ámbito de la ética las sociedades necesitan regulaciones claras en la construcción de Estados con garantías de derecho para todos.
Veamos algunos ejemplos de por qué la participación propositiva e informada en este proceso es importante: Existe en la CPE el mandato de cooperación y de coordinación entre justicia ordinaria, indígena originaria campesina y agro ambiental, pero la ley de deslinde jurisdiccional es tan vaga en estos aspectos que dejará gran parte de la coordinación a la voluntad de los administradores de justicia, idéntica situación con respecto a las ocho leyes referidas a Tierras, Áreas Protegidas, Bio Diversidad, Bosques, Hidrocarburos, Minería, Aguas, Medio Ambiente, con respecto a los tres niveles de autonomías y a la potestad del Estado Central. En otras palabras las leyes determinan los límites también para los funcionarios públicos que las aplican sean de este gobierno o de cualquier otro; son una cuestión de Estado y no solo de política.
Desde al año 2000  diversos acontecimientos han generado un gradual vaciamiento de la institucionalidad sin haberse construido la de reemplazo, lo que conduce a sucesivas crisis que debemos empeñarnos en resolver en democracia alejándonos de los arrebatos y urgencias relacionados a acortamientos de mandatos  y de los mandatos autoritarios que únicamente generarán otra década de nuevos vacíos normativos e institucionales a la que difícilmente sobreviviremos como país, maxime si se tiene en cuenta que la crisis económica mundial, también dará sus coletazos en América Latina.  

21 de noviembre de 2011

Conclusiones del Foro de la Tierra 2011-Fundación Tierra

Fuente: ILC, 17 de noviembre de 2011
Del 9 al 11 de noviembre se llevó a cabo el Foro de la Tierra 2011 en Salta, Argentina, evento organizado por la Coalición Internacional para el Acceso a la Tierra (ILC), la Fundación para el Desarrollo en Justicia y Paz (FUNDAPAZ) y la Federación Agraria Argentina (FAA). El Foro congregó a más de 250 representantes de organizaciones que trabajan la temática de la tierra y el desarrollo rural a nivel nacional y regional.

1. Los problemas vinculados al tema de la tierra son de largo plazo y provienen de una historia relacionada a procesos de pérdida y expulsión, de luchas por la tierra y procesos de reivindicación. El tema de la propiedad no está resuelto, persisten los reclamos, los desalojos y conflictos.
2. El tema de la tierra atañe a todos en los diferentes países latinoamericanos. Las leyes de tierras tienen historias diferentes, responden a distintas propuestas y son negociadas de distintas formas. Esta situación ocasiona conflictos, los que pueden ser resueltos de forma adecuada o pueden ser largos y complejos de resolver.
3. Necesidad de trabajar en procesos de ordenamiento territorial. La tierra atañe al conjunto del territorio, los problemas vinculados a este recurso no pueden pensarse de forma aislada, las respuestas atañen a múltiples actores, estas pueden ser concertadas o tensas y suelen estar vinculadas a acciones de presión.
4. Los jóvenes que trabajan en el campo no son adolescentes, tienen edad para tener parejas y familias, por lo que tienen mayor facilidad para generar arraigo en su tierra, lo que requiere esfuerzos conjuntos y concertación. Existe una actual preocupación por la formación de las nuevas generaciones en el campo, que son las que dan sostenibilidad a los proyectos, por lo que se debe impulsar la inserción de los jóvenes en los procesos vinculados a la tierra y desarrollo rural.
5. Los observatorios y sistemas de vigilancia de la tierra y recursos naturales brindan una oportunidad única para observar los procesos vinculados a la tierra tal y cómo van pasando. Los observatorios dejan un rastro del problema de la tierra y los diferentes temas y actores involucrados –pueblos indígenas, campesinos, criollos, estados, entre otros. Es importante reflexionar sobre los i) procesos que se observan y monitorean, ii) la tipología de productos que se generan y su utilidad, y iii) la interpretación de datos. 2
6. Desde la perspectiva indígena el tema de la tierra es un tema de territorios. Los pueblos indígenas actualmente tienen diferentes experiencias en relación a la tierra, se observan lógicas distintas a las tradicionales: la tierra vinculada al desarrollo, expectativas para aprovecharla y ponerla en valor.
El Estado está presente en el tema de la tierra y los problemas de los pueblos indígenas por este recurso, la relación entre estos dos actores es cambiante, diversa, tensional y central. Los procesos implican aprendizajes de ambos lados, tanto desde los Estados, como de los movimientos indígenas.
7. Tras la retirada del Estado registrada en las últimas décadas en los países latinoamericanos, es necesario redefinir cómo se maneja el tema de la tierra y los territorios. Para ello se debe tener en cuenta distintos factores, entre ellos: i) el cambio en las lógicas de las reformas agrarias anteriores y actuales, ii) cambio de significados de la tierra –tema de acceso a recursos y no solo de propiedad y tenencia, iii) necesidad de participación de los diferentes actores en las políticas públicas, no solo importa la calidad de las leyes, sino cómo estas han sido negociadas y su legitimidad social.
8. En la Argentina el manejo de los territorios y la competencia para la resolución de conflictos se trabaja desde la dimensión nacional –gobiernos y leyes nacionales– y local –gobiernos regionales con sus propias legislaciones–, situación que se repite en otros países de la región. En estos contextos complejos se debe revisar cómo se define la propiedad en relación al Estado, las colectividades y los diversos grupos que habitan los territorios, las lógicas de apropiación y propiedad y los procesos de transformación productivos, así como los mecanismos para el desarrollo de los territorios y la propiedad de la tierra teniendo en cuenta las diferencias entre las distintas poblaciones.
9. Desafíos a futuro: i) necesidad de conceptualizar y establecer un lenguaje común para poder discutir los temas relacionadas a la tierra y los territorios, ii) impulsar soluciones locales de cara a las tensiones globales, iii) promover el diálogo y los procesos de negociación, iii) asegurar y garantizar la seguridad en la tenencia de la tierra considerando a las diversas poblaciones, iv) plantear soluciones diferenciadas para los problemas de la tierra teniendo en cuenta las necesidades de los diferentes grupos, v) necesidad de manejar políticas agrarias y medidas a diferentes niveles (nacional, regional y local), vi) conservación de identidad de cara a los procesos actuales de cambio.