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25 de agosto de 2010

Se puede, salvaron a los delfines

Se puede; salvaron a los delfines
Por: Alicia Tejada Soruco
Se está produciendo el primer rescate de delfines en Santa Cruz, que, gracias a la irresponsabilidad de quienes desvían ríos y cuerpos de agua, desmontan servidumbres ecológicas y las destruyen, estuvieron en riesgo de perecer asfixiados bajo el lodo.
Los delfines serán salvados y valoramos el concurso del Señor Erno Martínez y del Joven funcionario municipal Callau, quien esta “enamorado” de su responsabilidad en el zoológico. Muchas instituciones se dieron la mano para salvar a nuestros delfines y ponderamos sus esfuerzos con resultados.
Por supuesto quienes han incurrido en el delito de afectar a los cuerpos de agua y a las servidumbres ecológicas continúan impunes e indiferentes. El rio pailas, La laguna La Pistola y seis lagunas más que componen este valioso eco sistema se han secado. Esto ocurre en Guarayos, bajo el manto sagrado del “progreso”. Paradójicamente, estos hechos delincuenciales legitiman derechos y hasta obtienen reconocimientos y condecoraciones.
El caso de los delfines que denunciamos, por este medio, hace algún tiempo, llamo la atención hacia la situación de ríos, lagunas, lagunetas, meandros y curiches en el Departamento de Santa Cruz. Cientos se han secado, se han desviado, se han compactado. Existe información satelital en la que esta lamentable situación se constata pero, según nos informaron técnicos especializados en el área y funcionarios de instancias competentes, las autoridades “superiores”, le han dado la espalda al problema. ¿Casualidad o complicidad?
Los mecanismos de control social, controlan presupuesto. No han desarrollado capacidades ni idoneidad para dar rendir cuentas por las cuantiosas pérdidas de nuestro patrimonio natural. No existe en Santa Cruz entidad alguna que se ocupe, con responsabilidad administrativa, por la suerte de nuestros ríos y lagunas, por la vida que los habita, ni por sus servidumbres ecológicas.
El rio Pirai es un ejemplo: habitamos una ciudad que puede darse el lujo de tener un rio a pocos pasos del centro y ninguna autoridad departamental o municipal ha movido un dedo para salvarlo. El Rio Pirai agoniza también. La vida de muchas especies de su fauna acuática ya ha dejado de existir, en silencio, mientras el ruido de gremiales y transportistas ocupan las pantallas y micrófonos de un superfluo periodismo.
Millones se han invertido en estudios y diagnósticos del rio Pirai, y quienes lo destruyen día a día, en nuestras narices explotando áridos, vaciando basura y desechos de cloacas y sanitarios, gozan del estado de impunidad, que se cobra en aportes y votos en las campanas electorales o en las justas internas de las juntas vecinales.
Los delfines se han salvados y felicito a quienes le apostaron a tan difícil empresa. A riesgo de constituirme en el agua fiesta de semejante evento, advierto sin embargo, que es el momento de combatir ahora, el origen de crímenes cotidianos y semejantes en todos nuestros ríos y lagunas.