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12 de diciembre de 2010

Pensar en global y actuar en local

Pensar en global y actual en local:
Alicia Tejada Soruco
Las reuniones preparatorias a Cancún repiten lo que se argumentó en la ECO-92: Los vínculos y la correspondencia entre modelo de desarrollo y deterioro ambiental ya se han demostrado científicamente hace casi medio siglo. El discurso político que contrapone desarrollo a calidad del medio ambiente es el mismo también. Lo siento por quienes permanecen en la inmadura pretensión de inaugurar nuevos continentes e inventar al nuevo hombre.
La confrontación de dos aparentemente diferenciados proyectos políticos ocurre en medio del clientelismo y no de las transformaciones. En el fondo los proyectos económicos y macro económicos planteados por derechistas e izquierdistas, son hermanos gemelos y la ausencia de políticas socio económicas es también común e ideológicamente compartida: Lo social es sinónimo de cataplasmas sobre las malluga duras de las cuentas que cobra un defectuoso desarrollismo. Las inversiones del Estado de Bolivia en protección de bosques, cuencas, ríos, equivalen a cero.
Hace veinte años había una Agenda (Nuestra Propia Agenda), de los países sub desarrollados que insistía en las políticas nacionales al tiempo de criticar las de los países desarrollados. “Pensar en global y Actuar en Local”, fue uno de los slogans con los que se expresaba también la cuota de responsabilidad que cada pueblo asumiría. Implica que está vigente la demanda de coherencia entre el hablar y el actuar; que hay una exigencia directa a los gobiernos nacionales, departamentales y municipales, para el cumplimiento de una Agenda Común aún pendiente.
De otra parte se entendía por sociedad civil a ciudadanos urbanos y rurales, construyendo esta Agenda Global Común cuya única ideología era “La Conservación del Medio Ambiente para las Actuales y Futuras Generaciones”; la sociedad tenía un espacio propio, alejado de las justas internas partidarias y sectoriales. La desarticuló y fragmentó la protección estatal al modelo imperante y hoy la desarticulan idénticas razones.
Las instituciones ambientalistas hoy, ejecutoras de muy buenos presupuestos y financiamientos, y de proyectos “small, green y beatifull”, con todo deforestado alrededor, prefieren mantenerse “Asépticas” y las universidades del Estado; no juegan, en este campo, ningún rol en la sociedad.
Por qué insistir en ello ante Cancún: hay una serie de contradicciones que debemos resolver, no puede Bolivia concurrir a criticar un “sistema”, un modelo económico, si localmente lo reproduce o anuncia reproducirlo. Cito ejemplos: Hace más de veinte días que se repite con insistencia, desde algunos niveles del gobierno, en eco con los sectores directamente interesados (Los empresarios agrícolas, afiliados a la CAO) que la seguridad alimentaria de los bolivianos depende de la destrucción de las tierras forestales del país; de la desaparición de la cobertura boscosa de al menos dos millones de hectáreas. Nadie entiende en Bolivia, qué entiende el gobierno central por vivir bien ni que entienden los gobiernos departamentales por desarrollo con autonomías. La agenda ambiental otra vez entre posturas moralistas frente al desarrollismo. ¿Qué cambió?

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