La Minería, la Agro Industria y la economía verde.
Por: Alicia Tejada
Soruco
El discurso que
antecede a los proyectos mineros repleto de reivindicaciones regionales, en
aras de alto interés nacional y siempre henchido de cifras millonarias, se
encuentra sin fundamento alguno frente
al estado actual de las regiones y poblaciones en las que ocurrió en Bolivia,
durante la Colonia, el Estado República y durante el Estado de Derecho
plurinacional; sino que alguien nos muestre una sola región en la que minería
significó desarrollo o buen vivir.
No voy a echar mano
aquí a la vocación rentista del Estado puesto que incurrir en el error de
justificar o no una actividad por su capacidad impositiva y no por sus efectos
en el desarrollo, situaría este artículo en la lógica del neo extractivismo
caracterizado precisamente por su capacidad de unir en sociedad a las empresas
mineras, al Estado y a las comunidades, en nombre del sacro santo PIB, y de los
impuestos, traducidos en bonos y otras cataplasmas sociales, desmovilizando así
el control social.
La Federación Nacional
de Cooperativas Mineras, al igual que la Central Única de Trabajadores
Campesinos de Bolivia, son los brazos
sociales de las transnacionales y de los grandes capitales. La CSUTCB
representa al sector individualizador y capitalista de la agro-industria y la
FENCOMIN se vincula en la misma cadena de la mega minería en cuanto a lógica y
a proyecto económico. Expresión clara de ello son los dos proyectos de ley presentados
por estos sectores (de Tierras y Minero) que legislan espacios productivos como
territorios con propias fuentes de agua, RRNN, suelos, y con una supra
institucionalidad que funge como juez y parte, pues son ellos mismos el
“control social” y el Estado.
A nivel mundial con
Rio más 20, la tendencia a reverdecer las
economías que entraron en crisis con la caída del capitalismo, incluso en los
íconos de este modelo, anuncia que todos
los valores inapreciables que la naturaleza presta a la humanidad, entrarán al
mercado como activos y bienes transables. Países como Perú, ecuador, Uruguay,
Brasil, argentina y Bolivia se han adscrito a esta economía verde,
caracterizada por la ignorancia de la crisis ambiental mundial y por soluciones
que la van a profundizar.
La Minería y la Agro
industria forman parte de esta economía verde indiscutiblemente; están desmantelando bosques, suelos, fuentes
de agua y vocaciones productivas rurales, demandando nuevas fuentes de energía
con las hidroeléctricas, nuevos suelos y más recursos a sus disposición. Están
constituyendo territorios supra Estado y expulsando poblaciones integras hacia
centros urbanos.
En consecuencia sus impactos en inseguridad ciudadana,
servicios básicos inadecuados, demanda de centros de salud y de educación,
demanda de nuevas fuentes de empleo urbano, no se pagan con los impuestos que dejan, por
lo que la discusión no debería centrarse en temas impositivos sino en los impactos
sociales, ambientales, culturales, productivos que dejan tras de sí estás
actividades.
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